El Movimiento Juan XXIII es una asociación internacional de fieles constituida de acuerdo a los cánones del Derecho Canónico de la Iglesia Católica e inspirada en los principios que emanaron del Concilio Vaticano II. Nace en Puerto Rico, en la Diócesis de Arecibo, bajo el pontificado del Papa Juan XXIII, para ser “un movimiento de evangelización” y trabajar principalmente por aquellos alejados de la Iglesia y marginados de la sociedad.
El Movimiento Juan XXIII no trabaja para sí sino que busca ser fermento y servir como una plataforma de lanzamiento. Es un movimiento que desde sus orígenes sale en busca de los olvidados y de los marginados, de los más alejados, de aquellos que por su problemática viven en el anonimato de la vida pensando que el Evangelio no puede ser predicado para ellos y necesitan que alguien los encuentre y les anuncie a Jesucristo: para ellos es el Movimiento Juan XXIII. En el cumplimiento de esta Misión, el Movimiento Juan XXIII tiene una mística propia, un carisma, un don que el Señor le ha confiado, una espiritualidad de auténtico servicio, enmarcada en el amor, la entrega y el sacrificio y expresada en esta opción de vida: “Con Cristo Todo, Sin Cristo Nada”.
Para alcanzar este fin, el Retiro posee una estructura establecida, unas charlas y actividades previstas que son propias del Movimiento y que deben ser mantenidas así, sin agregar, ni suprimir o cambiar los esquemas originales y aprobados.
Las actividades previstas consisten en la participación activa y organizada en el desarrollo del Retiro, de aquellos que ya han vivido la experiencia anterior de un retiro Juan XXIII, con sus oraciones, ayunos, sacrificios y otras actividades religiosas conforme a la Tradición de la Iglesia.
Las charlas del Retiro, repartidas en sus tres días de duración, una noche de reflexión, un día de conversión y un día de apostolado, buscan despertar la conciencia de los participantes llevándolos a reflexionar sobre su vida. Se les invita a reconocer la necesidad de un cambio, presentándoles a un Cristo vivo y personal, Dios y Hombre a la vez, como el camino a ese cambio. Se les lleva también al conocimiento de lo que es la Gracia de Dios y se pone en evidencia su presencia en la transformación de nuestra vida.
La Clausura es el primer contacto que tiene el nuevo retirista con el mundo externo, con su familia, con amigos y con su propia fe. Un contacto, que para muchos es momento de iniciar una nueva vida, momento de perdón y de reconciliación con el mundo que ha ofendido. Tiene varios componentes importantes, a saber; la presentación de los nuevos retiristas, el encuentro con sus familiares y amigos y la entrega de los membretes (carnets) que lo identifica como nuevo retirista y donde éste hace varios compromisos. Como elemento importante en la experiencia del retiro Juan XXIII, la clausura se programa al finalizar la misa de clausura por lo que debe revestirse de gran solemnidad desde la liturgia que le antecede y en la ceremonia en sí misma, sobria, en un ambiente de fraternidad.